dilluns, de gener 26

La canción de Bolivia, Oscar Taffetani

(APe).- Es raro el nombre Evo. Siglos de historia sagrada del cristianismo dieron a la palabra Eva una connotación femenina. Eva, la mujer original. Eva, la pecadora original. Eva como una parte del género humano creadora de vida, a la vez negada y sumergida, siempre sometida al dictado del Pater masculino.

Es raro el nombre Evo. Pero María Mamani, una campesina aymara a la que le había llegado el gesto (antes que la palabra) de un presidente argentino llamado Juan Perón y (sobre todo) el de su esposa llamada Eva, decidió llamar a uno de sus hijos Juan Evo Morales. Así de simple.

Evo Morales, dirigente cocalero, uno de los tres hijos de María Mamani que logró sobrevivir (porque otros cuatro se perdieron muy temprano, a causa de enfermedades de la pobreza), medio siglo después de aquella simple decisión nominativa de su madre, ha conseguido que la mayoría del pueblo boliviano, el pueblo que lo eligió Presidente a fines de 2005, lo ratificara este último domingo en las urnas, y del mejor modo posible: votando el SÍ a una histórica reforma de la Constitución, votando el SÍ contra el latifundio y los gamonales, votando el SÍ a un programa en donde por primera vez en la historia de América los habitantes originarios, los auténticos hijos de la tierra, deciden tomar el destino en sus manos.

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